Esta semana he tenido la grata oportunidad de escuchar a muchos héroes y heroínas las cuales tienen un alto nivel de compromiso de servicio en sus comunidades, he tenido la oportunidad de conversar con algunos pastores, líderes comunales y otros actores sociales, a fin de conocer un poco más al respecto de cómo la crisis actual está impactando a sus comunidades; la mayoría de ellas ubicadas en contextos rurales o semiurbanos. Dentro de esos elementos que las personas están viviendo, pude identificar una variedad de aspectos en común que están afectando a nuestras familias y que por cierto, como siempre a las más pobres, les comparto algunos extractos de lo que estos grandiosos líderes y lideresas expresaron…
- “La mayoría de personas en las comunidades no saben cómo van a enfrentar los estragos que esta pandemia ha traído, la gente está de alguna forma paralizada y no saben cómo van a reaccionar en los próximos meses”.
- “Los agricultores están preocupados porque algunos de ellos ya se habían endeudado para hacer sus siembras y ahora no pueden salir de casa a sembrar y mucho menos podrán pagar sus deudas”.
- “La gente en nuestra comunidad está muy preocupada por haber perdido sus empleos o el ingreso de diversas actividades económicas a nivel local, por ejemplo, todos aquellos que pertenecen al sector productor informal; las maquilas han detenido la producción y por ende ahora no se necesitan operarios”.
- “Las remesas ya comenzaron a disminuir porque muchos de nuestros familiares están desempleados en el extranjero y muchas familias de nuestra comunidad dependen en este momento de las remesas”.
- “La multiplicación de la violencia intrafamiliar, los embarazos, abortos fallidos, las violaciones y diversos tipos de abusos producidos en entornos en donde las familias viven en hacinamiento, probablemente incrementarán en los próximos meses”.
- “Esta crisis entre otras cosas hará que la delincuencia y robos incrementen, hay mucha gente que para sobrevivir tendrá que robar o pedir”.
- “En algunos meses aumentará la desnutrición, los casos de anemia, los enfermos crónicos tendrán problemas serios para seguir con sus tratamientos o encontrar medicamentos. Necesitaremos programas para tratar el área de salud mental, manejo de estrés, ansiedad y otras formas de problemas psicológicos”.
- “Nuestros niños están ansiosos debido al encierro, les hemos cortado la socialización y eso les está afectando”.
- “El estrés, ansiedad, el temor, desesperanza está incrementando cada día, hay gente que está muy alarmada y no sería extraño que muchas de las personas más afectadas caigan en una depresión y esto podría llevarles a cometer incluso suicidio”.
- “Hay gente que literalmente tiene un mes de no generar ingresos y para colmo no han sido beneficiados con las iniciativas de apoyo que ha promovido el gobierno”.
- “Hay familias que antes eran indiferentes a la iglesia y ahora nos están buscando para que oremos por ellos y les suministremos alimentos”.
Lo anterior es solo un diminuto extracto de todo un universo de problemas o efectos colaterales que esta pandemia está trayendo a nuestra realidad latinoamericana; para la iglesia, esto debe de ser una enorme oportunidad para replantear su trabajo o incidencia en la sociedad, nuestras comunidades muy pronto empezaran a enfrentar grandes retos y desafíos y requerirán de una iglesia diferente, de una iglesia mas compasiva, mas cercana, ¿estamos listos para verdaderamente ser iglesia en medio del sufrimiento de nuestro prójimo?, ¿estamos listos para acompañar a nuestra teología de acciones prácticas de amor y misericordia a favor de la gente más afectada?, ¿estamos listos para aprovechar esta oportunidad que tenemos de mostrar a Jesús? ¿Qué haremos?
Aprended a hacer el bien;
buscad el juicio, restituid al agraviado,
haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. (Isaías 1:17 RV60)
Por Félix Orellana